El Gobierno ultima una norma para limitar los intereses abusivos en créditos al consumo, incluidos los de tarjetas

Si tienes una tarjeta de crédito, especialmente de las que permiten pagar a plazos mes a mes, esto te interesa. Y mucho. El Gobierno está ultimando una nueva norma para poner freno a los intereses abusivos en los créditos al consumo, donde entran de lleno los préstamos rápidos y, sobre todo, las tarjetas revolving. No es un anuncio vacío ni una idea lejana, es un movimiento real que lleva meses trabajándose y que está ya en su fase final.

Durante años, muchos consumidores han pagado tipos de interés muy por encima de lo razonable, a veces sin ser del todo conscientes de cómo funcionaba su tarjeta. Cuotas pequeñas, sí, pero una deuda que apenas baja. Esto es justo lo que se quiere corregir ahora. No se trata de prohibir el crédito, sino de evitar situaciones claramente desproporcionadas que acaban atrapando al usuario.

La clave de esta nueva regulación está en poner límites más claros y objetivos. Hasta ahora, gran parte de las reclamaciones se resolvían en los tribunales, analizando caso por caso si un interés era usurario o no. Eso ha generado inseguridad tanto para los clientes como para las entidades. Con la nueva norma, el objetivo es que no haga falta llegar a juicio para saber si un interés es abusivo.

Qué cambia con la nueva regulación de los créditos al consumo

Uno de los puntos centrales de la norma es la definición más precisa de cuándo un interés se considera excesivo. En especial, se quiere actuar sobre productos que aplican TAE muy elevadas de forma estructural, no puntual. Las tarjetas de pago aplazado están en el foco porque combinan varios factores de riesgo, intereses altos, amortización lenta y poca claridad para el usuario medio.

La idea que se está trabajando es vincular el interés máximo permitido a referencias objetivas del mercado, de forma que no pueda dispararse sin control. Esto daría más protección al consumidor y, al mismo tiempo, más seguridad jurídica a las entidades que cumplen las reglas. No es un detalle menor, porque muchas personas no saben que están pagando intereses del 20 por ciento o más hasta que ya es tarde.

Otro aspecto importante es la información previa al cliente. La norma refuerza la obligación de explicar, de manera sencilla y comprensible, cuánto se va a pagar realmente si se usa el crédito de forma continuada. No solo la cuota mensual, sino el coste total. Aquí es donde muchas tarjetas han fallado durante años, con contratos largos y difíciles de entender.

También se pone el foco en el perfil del consumidor. No tiene sentido ofrecer el mismo producto a alguien con ingresos estables que a una persona con una situación financiera muy ajustada. La nueva regulación insiste en evaluar mejor la solvencia y evitar conceder crédito cuando el riesgo de sobreendeudamiento es evidente.

Cómo te afecta si usas tarjetas de crédito en tu día a día

Si usas tu tarjeta de forma puntual y pagas a final de mes, probablemente no notes grandes cambios. Pero si utilizas el pago aplazado o tienes una deuda que se va renovando mes tras mes, esta norma puede marcar un antes y un después. La idea es que el crédito siga siendo accesible, pero no a cualquier precio.

Para muchos usuarios, esto puede traducirse en intereses más bajos o condiciones más claras. Y eso es clave, porque una tarjeta no es peligrosa por sí misma, lo es cuando no sabes exactamente cómo funciona. Entender que una cuota pequeña no siempre significa una deuda pequeña es fundamental.

Conviene aprovechar este contexto para revisar bien qué tarjeta tienes ahora mismo. Mira la TAE, revisa cuánto tiempo tardarías en pagar la deuda si sigues igual y pregúntate si te compensa. A veces no es una mala decisión cambiar de producto o ajustar la forma de pago, aunque cueste dar el paso.

Como referencia general, hay tres cosas que deberías tener claras con cualquier tarjeta de crédito:

  1. Qué interés real estás pagando, no solo la cuota.
  2. Cuánto tardarías en saldar la deuda manteniendo el pago actual.
  3. Si el producto encaja de verdad con tu situación económica, y no al revés.

La futura norma no va a borrar deudas ni a solucionar todos los problemas, pero sí puede evitar muchos abusos que hasta ahora pasaban desapercibidos. Y eso, en un contexto de precios altos y presupuestos ajustados, es más importante de lo que parece.

Estamos ante un cambio relevante en el mercado del crédito al consumo. No es inmediato, pero está en marcha. Y cuanto antes lo entiendas, mejor preparado estarás para tomar decisiones que no te pasen factura más adelante, aunque ahora no lo parezca.